Auténtica joya de la corona de la región de Charente-Maritime, situada frente a la costa de La Rochelle, los 85 km² de la isla de Ré albergan diez pueblos con características atípicas que contribuyen a su encanto. Los pueblos son muy parecidos, pero cada uno tiene un ambiente especial que merece la pena visitar.
La isla de Ré disfruta de un clima suave todo el año, gracias a su situación geográfica al borde del océano Atlántico, con la corriente cálida del Golfo recorriendo sus costas. La isla disfruta de casi 2.600 horas de sol al año, lo que la sitúa al mismo nivel que Córcega y el sureste de Francia. En verano, el calor se mitiga por su proximidad al océano, y en invierno las temperaturas se mantienen relativamente suaves.
Ya sea paseando por las calles empedradas de los pueblos de Ré, recorriendo los carriles bici o dejándose llevar por el murmullo de las olas en sus orillas, la isla de Ré promete una escapada inolvidable, donde cada momento es una invitación a descubrir y maravillarse.
Estos diez pueblos le están esperando.
Rivedoux-Plage: primer pueblo de la isla, Rivedoux-Plage ofrece un mirador único bordeado por las ensenadas bretona y antioqueña, frente a La Rochelle. El pueblo es ideal para practicar deportes náuticos, gracias a sus playas Norte y Sur. Su animado puerto, sus marisquerías y ostrerías, así como sus carriles bici, lo convierten en un lugar de estancia agradable para veraneantes o excursionistas de paso.
Sainte-Marie-de-Ré: enclavado entre el mar y los viñedos, Sainte-Marie-de-Ré es un pueblo tradicional de marcado carácter rural, que lo convierte en un lugar virgen y auténtico. Su iglesia fortificada, sus callejuelas laberínticas, sus casas de piedra y sus animados mercados reflejan su dinamismo intemporal.
La Flotte: el pueblo de La Flotte, catalogado como uno de los Pueblos Más Bonitos de Francia, cuenta con un puerto muy atractivo y un animado mercado medieval. Las casas encaladas, las pequeñas plazas sombreadas y los acogedores cafés contribuyen a su auténtico encanto.
Saint-Martin-de-Ré: enclavada en el corazón de la isla, Saint-Martin-de-Ré es la emblemática capital con sus fortificaciones del siglo XVII, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus calles adoquinadas, sus pintorescas tiendas y sus animadas terrazas la convierten en un destino imprescindible.
Le Bois-Plage-en-Ré: junto a una de las playas más bellas de la isla, Le Bois-Plage-en-Ré es un pueblo costero muy popular entre las familias. Sus tranquilas callejuelas, su mercado de verano y sus deportes náuticos lo convierten en un destino vacacional ideal.
LaCouarde-sur-Mer: en el corazón de la isla, La Couarde-sur-Mer goza de un ambiente acogedor y un entorno natural intacto. Sus playas familiares, sus animados mercados y sus actividades deportivas la convierten en un destino ideal para las vacaciones en familia.
Loix: enclavado entre las marismas y el océano, Loix es un pueblo tranquilo con un ambiente auténtico. Sus casas bajas con contraventanas de colores, sus rutas de senderismo por las marismas y su playa virgen lo convierten en un remanso de tranquilidad.
Ars-en-Ré: catalogado como uno de los Pueblos más Bonitos de Francia, Ars-en-Ré es famoso por su iglesia coronada por un campanario blanco y negro que sirve de agridulce. Sus estrechas calles bordeadas de flores, sus casas típicas y su colorido mercado lo convierten en un pintoresco destino de vacaciones.
Saint-Clément-des-Baleines: dominado por el famoso faro de Baleines, este pueblo costero es un destino de vacaciones tranquilo y virgen. Sus playas vírgenes, sus senderos costeros y su ambiente inalterable lo convierten en una visita obligada para los amantes de la naturaleza.
Les Portes-en-Ré: situado en el extremo occidental de la isla, Les Portes-en-Ré ofrece un entorno natural intacto con dunas salvajes, pinares y playas vírgenes. Su Reserva Natural y sus rutas de senderismo lo convierten en un lugar ideal para explorar.