La temporada turística llega a su fin en noviembre. El ritmo de vida en la isla se ralentiza, con menos visitantes.
Como la propia naturaleza, la isla de Ré experimenta su muda otoñal. El clima templado deja la tierra y los pueblos llenos de tranquilidad. El otoño es el momento perfecto para relajarse y disfrutar del aire libre.
Descubra los pueblos y la naturaleza de Ré de otra manera
La cara más discreta de Ré revela sus ventajas, lo que la convierte en un lugar ideal para reunirse en familia, en pareja o con amigos. Aproveche la tranquilidad de los pueblos para pasear por sus callejuelas y visitar los monumentos que siguen siendo accesibles en esta época del año, como el Phare des Baleines, la Abadía des Châteliers, las iglesias, las fortificaciones y muchos otros lugares.
Los paseos a pie o en bicicleta por el paseo marítimo o por el corazón de los pueblos, atravesando viñedos, bosques y marismas, combinan poesía y alegría.
La luz otoñal sobre la vegetación es espléndida y cautivadora. Las puestas de sol conservan para siempre su magia, mientras el cielo resplandece con tonos anaranjados, rojos y púrpuras.
Las excursiones a los diferentes ecosistemas de la isla son estimulantes. Aproveche la oportunidad de conocer la flora y fauna de la isla en un safari de descubrimiento.
Paraíso de las aves migratorias, la reserva ornitológica del norte de la isla es el lugar ideal para observarlas.