En primavera, la isla de Ré se transforma en un auténtico tableau vivant. Campos de flores silvestres y jardines en plena floración crean un paisaje pintoresco y colorista. A los amantes de la naturaleza les encantarán los paseos por las marismas saladas, donde la flora y la fauna vuelven a despertar tras el invierno. También es la época ideal para observar las aves migratorias que hacen escala en la isla en su largo viaje.
Con temperaturas suaves y días más largos, la primavera es el momento perfecto para aprovechar las numerosas actividades al aire libre que ofrece la isla de Ré.
Los carriles bici, mucho menos transitados que en verano, invitan a pedalear por pueblos típicos y paisajes naturales vírgenes. El senderismo por senderos costeros o a través de pinares ofrece unas vistas impresionantes y una serenidad incomparable.