La orilla de la isla de Ré es un paisaje en constante evolución, esculpido por las mareas que revelan y cubren sus tesoros. Cuando baja la marea, queda al descubierto una vasta extensión de arena, rocas y marismas, que ofrece un patio de recreo sin igual a los exploradores en busca de nuevos descubrimientos. Con la marea alta, la orilla se transforma en un mundo sumergido, donde la vida marina toma el relevo, creando un ecosistema dinámico y fascinante.
Bajo su exterior a veces austero, la insospechada riqueza biológica de la isla de Ré rebosa vida. Las rocas albergan multitud de criaturas marinas, desde anémonas de mar y estrellas de mar hasta cangrejos y moluscos. Las marismas albergan numerosos organismos, como gusanos marinos y moluscos, esenciales para el equilibrio ecológico de la costa.
El litoral de la isla de Ré es un ecosistema frágil, sometido a la presión humana y a los cambios medioambientales. Por eso es esencial descubrirlo y preservarlo. A lo largo del año se organizan numerosas salidas supervisadas para conocer y comprender este entorno natural tan importante para la vitalidad de tantas especies.