Una joya de biodiversidad y armonía con la naturaleza
Enclavada frente a la costa atlántica francesa, la isla de Ré destaca como una joya natural intacta, donde paisajes vírgenes y una biodiversidad floreciente ofrecen un refugio tranquilo frente al ajetreo de la vida urbana. Bordeada por el Pertuis Breton y el Pertuis d’Antioche, la isla oscila entre su identidad terrestre y marítima.
Con sus vastas extensiones de dunas cubiertas de vegetación, sus pinares marítimos perfumados y sus marismas saladas de colores cambiantes, la isla ofrece paisajes contrastados y accesibles a todos, fuentes de riquezas infinitas e insospechadas. Es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza.
Con una superficie de 85 km², la isla alberga una increíble diversidad de flora y fauna. Sus costas rocosas están bordeadas de playas de arena fina, donde las dunas albergan multitud de especies vegetales adaptadas a la vida en un entorno costero. Las salinas, testimonio de una tradición secular de recolección de sal, son hoy santuarios de aves migratorias y de una gran variedad de invertebrados marinos.
Los bosques de la isla, formados principalmente por pinos marítimos, constituyen un refugio vital para numerosas especies animales, como ardillas rojas, corzos y una gran variedad de aves forestales. Estos ecosistemas terrestres se mezclan armoniosamente con los marinos, creando un precioso equilibrio ecológico.